Tarde de invierno

Tanto que echamos de menos e incluso en falta según qué cosas, pues aquí tenemos una.

Esos inviernos que nos llevan a esas bajas temperaturas pero que con un poco de fuego, buena compañía y conversaciones que van alargando la estancia, es cuando realmente puedes saborear lo extraordinario de tu vida. Sí, muchos gozamos de esta situación famil·liar pero en ningún momento me atrevería a tirar por la ventana nada que no quisiera valorar porque otros no tienen.

El placer es no conformarse con lo que tenemos y hemos ganado sino que, día a día, podamos seguir valorando y gestionando todo lo que vamos mereciendo porque nunca sabes lo sucedido momentos después.

De ahí que todo venga porque muchos tengamos ese pequeño trozo de felicidad. Siempre lo he pensado, agarra fuerte ese momento porque la felicidad no viene sola sino que existe en esas ocasiones después de ganarte lo que has conseguido. La felicidad es momentania pero depende de uno mismo que pueda soportar esa idea o posible prejuicio porque algunos, intentamos diseñar un plan para que la felicidad se alargue y continue a nuestro lado. No, creo que debemos saborear los diminutos instantes que la vida nos ofrece para que, al levantarnos, eso cueste menos que el día anterior.

De maneras distintas perseguimos cuidados intensos que en algunas ocasiones pueden resultar una pérdida absoluta pero si sabemos sacar lo bonito, todo ello se puede convertir en tal aprendizaje que nada ni nadie nos puede robar. De lo contrario, también provoca momentos de calidez pero eso, literalmente, muchos de los presentes, no saben valorar.

A veces, con un poco de nieve y esa buena compañía, parece que los malos momentos, desaparezcan para dar luz a todo lo bonito.

El soldado ofreciendo una diminuta y estupenda estancia de fin de semana.

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Un comentario

  1. mcercols · febrero 5, 2014

    M’agrada l’hivern, m’agrada el fred i el caliu d’una bona conversa! 😉

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